La Habana, Cuba. – Afirman expertos que si algún elemento muestra la pérdida de terreno de Washington en América Latina durante los últimos años, es el creciente vínculo regional con China.
De hecho, altos mandos militares como el almirante Craig Fáiler, jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, declaró a medios de prensa de su país que “la influencia china es global, está en todas partes en este Hemisferio, y avanza de manera alarmante”. También otras cifras confirman el hecho.
Fuentes especializadas aseguran que más de 2 mil 500 empresas chinas ya operan en América Latina y el Caribe.
Mientras que para la Comisión Económica de la ONU para América Latina, CEPAL, el intercambio entre esta región geográfica y Beijing creció 22 veces en los últimos 14 años y suma infinidad de rubros fundamentales.
De cara a lo inmediato
Lo cierto es que las relaciones económicas latinoamericanas con China ofrecen perspectivas a la región que nada tienen que ver con las dádivas y los controles hegemonistas procedentes de los Estados Unidos.
La reedición moderna de la Ruta de la Seda, por ejemplo, promueve en esta parte del mundo la construcción de infraestructuras portuarias marítimas y aéreas, servicios de almacenaje, vías terrestres y de ferrocarril, y el trazado incluso de nuevos canales interoceánicos.
Y todo a partir de principios de colaboración en los cuales nada cuenta el tamaño geográfico y poblacional de los socios.
Un contraste con la inversión gringa, ávida de monopolizar y acaparar fuentes de productos básicos, y amplias ramas de procesamiento, servicios y comercialización.