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La Habana, Cuba.- El planeta vive hoy otro recalentamiento que no se deriva precisamente de las irresponsables emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera.

Se trata del serio peligro de confrontación de elevadísimo costo que empieza a proyectarse con fuerza entre Rusia y Estados Unidos a costa del capricho hegemonista de sello Made in USA de cercenar el papel creciente de Moscú en el escenario global, y de hacer del mundo un coto exclusivo de sus intereses absolutistas.

Y el terreno en que se hace manifiesto este peligro es Siria, donde Washington y sus muchos aliados han pretendido y pretenden derrocar al gobierno legítimo e imponer a ese país mesoriental el desorden ya creado en otras naciones aledañas por  las invasiones militares directas norteamericanas y el uso de terroristas.

Pasos provocadores

Estados Unidos rompió días atrás sus contactos con Rusia para actuar militarmente en Siria de forma conjunta.  El motivo: tener manos libres para evitar el descalabro de los terroristas cercados en la ciudad de Alepo a cuenta de la aviación de Moscú y las tropas leales a Damasco.

Al mismo tiempo, desde Washington llegaron versiones de posibles ataques norteamericanos con cohetes crucero a bases castrenses sirias, a lo que Rusia respondió con el despliegue en ese país mesoriental de sus potentes baterías de misiles SS-300 y 400, capaces de parar en seco cualquier acción enemiga.

De manera que, al decir de un analista: o Washington entiende que el mundo ya no podrá ser unipolar, o entonces no habrá otra salida que una conflagración mundial devastadora.

 

 

 

 

 

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