La Habana, Cuba. – Para cualquier organización política resulta mortal quedarse detenida por no adecuarse a los tiempos. Es por eso que todos los partidos tratan de ponerse a la altura de las circunstancias.
En el caso cubano, el Partido Comunista, fuerza dirigente de la sociedad, ha tenido la capacidad de adecuarse siempre al momento histórico.
En una primera etapa al asumir el modelo soviético, más tarde con la rectificación de errores y durante el Período Especial con la búsqueda de una vía autóctona de supervivencia.
Superada aquella profunda crisis, llegaría con el VI y VII Congresos la actualización del modelo, un proceso en el cual aún está inmerso el país, al identificar los problemas y buscar mecanismos hacia un socialismo nacional próspero y sostenible. Es ese un camino difícil, pero al mismo tiempo promisorio.
Conectarse con la juventud
Cuba tiene la singularidad de haber hecho una revolución sin la conducción de un Partido, que es hijo posterior de la unidad dentro de esa Revolución en el poder.
Ese Partido, heredero del PRC martiano, ha mantenido un diálogo constante con sus bases y con todos los estamentos de la sociedad.
En estos tiempos de Internet, redes sociales y Fake News, es un imperativo casi de supervivencia que esa plática se conecte con un universo juvenil al que pertenece la conducción futura del país.
La Revolución, madre y padre del Partido, apuesta por una trasformación que sin perder las esencias primigenias, forje consensos y modifique y modernice el hacer. Es la idea fidelista de cambiar todo lo que tenga que ser cambiado, ahora en boca del presidente Díaz-Canel al llamar a revolucionar a la Revolución.