La Habana, Cuba. – Ni siquiera la actual pandemia ha hecho que Estados Unidos reevalúe el cerco a Cuba, que lejos de aflojarse se aprieta con más saña que el nuevo coronavirus.

Sí, porque la enfermedad, si nos cuidamos y hacemos lo indicado, tiene menos oportunidades de golpearnos, pero el bloqueo…de ese nadie escapa y por eso decimos que es un acto genocida.

Desde el Norte, otra vez nos la quieren poner difícil y sobre todo ahora que el país, como casi todo el planeta, enfrenta una dura emergencia sanitaria. Se aprovechan de eso y desvergonzadamente tratan de impedir que nos llegue ayuda material para defendernos de la enfermedad.

Como el Rey del cuento infantil, los paladines de los derechos humanos están desnudos otra vez, porque exponen sin tapujos la voluntad de doblegarnos, aunque sea dejando que un microscópico virus diezme a un país.

Apretando tuercas

La desvergüenza parece no tener límites dentro de la Casa Blanca. Además de impedir la llegada a Cuba de ayuda sanitaria en plena pandemia, tratan también de sabotear la desinteresada cooperación de nuestros médicos, esos que antes llamaron esclavos y que ahora muchos demandan, incluidos algunos países de la vieja, culta y desarrollada Europa.

En el afán de desacreditar y aislar a Cuba, han presionado a varios gobiernos para que no apelen a la colaboración cubana y que ni siquiera se les ocurra adquirir dosis del Interferón alfa 2b, medicamento de probada efectividad en el tratamiento a pacientes enfermos con la Covid-19.

Pero aquí estamos desde hace 60 años resistiendo de todo, incluidas varias epidemias que vinieron del Norte, así que Cuba seguirá sin doblegarse ni siquiera en estos tiempos de pandemia.