11 de septiembre de 2001: la guerra contra el terrorismo nacía de los escombros de las torres convertidas después en irónico memorial.

La Habana, Cuba.- Las dos torres del World Trade Center neoyorquino eran antorchas humeantes. Sendas columnas de humo negro anunciaban el inicio de una de las etapas más cruentas de la historia humana.

La guerra contra el terrorismo nacía de los escombros de unos edificios convertidos después en irónico memorial.

De aquel acto suicida, que hace 15 años estremeció el corazón del capitalismo mundial en Nueva York y Washington, la derecha norteamericana sacó un combate al terrorismo que pasó a ser el centro de la política exterior e interior de Estados Unidos.

Las invasiones a Afganistán e Iraq parieron un terrorismo de nuevo tipo extendido por todo el mundo árabe hasta conformar lo que hoy se conoce como Estado Islámico.

Una década y media después del 11 de septiembre de 2001, ni siquiera en Europa hay ciudad segura ante los cruentos atentados terroristas.

Las llamas de la violencia

Aunque el 11 de septiembre de 2001 marcó a sangre y fuego la realidad contemporánea, otros 11 de septiembre también dejaron una huella cruenta como en 1973 cuando ocurrió el golpe de Estado que derrocó al presidente chileno Salvador Allende.

Por eso, resulta como mínimo irónico que el paladín del combate contra el terrorismo global sea Estados Unidos que alentó y respaldó la asonada contra Allende, que contra Cuba aún mantiene una política hostil, que en los últimos 100 años ha sido el principal protagonista del terrorismo de Estado.

En estos 15 años una estrategia fallida ha avivado los fuegos de una hoguera que se multiplica por las cuatro esquinas del planeta.

Lo único cierto y palpable es que esa guerra solo ha generado un mundo en el que la violencia se ha vuelto fenómeno global.