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La Habana, Cuba.- Con la decisión de convocar por decreto a una consulta popular, el presidente colombiano, Gustavo Petro, parece jugar una de sus más importantes cartas para implementar las reformas sociales prometidas, cuando solo le queda un año en el Gobierno.

La renuencia del Congreso a aprobar la reforma laboral, como antes hizo con la de salud, ha sido el empujón final para esta medida, que anuncia con el apoyo de los sectores populares movilizados hace unos días pero que, obviamente, le acarreará al mandatario mayores disgustos desde esa derecha política que no le ha dejado avanzar, y que ha urdido no pocas tramas para demoverlo o, incluso, eliminarlo, según ha denunciado.

Él mismo lo reconoció en alocución, este martes: Sé que voy a acelerar las amenazas que hay sobre mí. Pero el pueblo debe expresarse porque es el dueño del poder político en Colombia.

Otro Chance

El borrador con las preguntas que se formularán al pueblo colombiano, se está afinando. Gustavo Petro reiteró que el proyecto se presentará en los próximos días, pero el Ministro del Interior apuntó que se aguardaría hasta este miércoles por una reacción positiva del Congreso.

De lo contrario, en siete días el decreto se presentará ante la Corte Constitucional, instancia que, aun siendo una medida dictada desde el ejecutivo, puede aprobarla o no.

Ello mantiene en suspenso la posibilidad de la consulta, sin que se vislumbre ahora qué otra opción quedaría al Presidente colombiano para hacer valer lo que tanto reitera: el poder del pueblo.

La consulta facilitaría la aplicación de las reformas. Pero, además, implicaría una movilización popular que debe calorizar el apoyo al Pacto Histórico, algo malo para la derecha cuando están cerca las próximas elecciones.