La solicitud de renuncia potocolaria formulada por Gustavo Petro a todo su gabinete, demuestra las urgencias del Presidente de Colombia cuando faltan 15 meses para las elecciones… Pero la campaña por destruirlo lleva rato en marcha.
Acusaciones no probadas de corrupción pretenden enlodar su imagen y ya han salpicado a varios políticos cercanos, mientras el mandatario ha debido luchar a brazo partido para que el Congreso aprobara y deje avanzar las reformas con las que pretende dar un vuelco al sistema educacional, laboral, de pensiones, y a la salud, ley que sigue entrampada en el legislativo.
Petro insiste en llevar adelante su proyecto de cambio, regido por el concepto de Paz Total, que no solo pretende acallar las armas de los grupos irregulares. Además, se trata de detener la violencia, y eso debe lograrlo mediante la justicia que lleve a la paz social.
Urge cumplir.
En un contexto de tantos desafíos, el Presidente colombiano ha explicado que habrá algunos cambios en el gabinete para lograr mayor cumplimiento en el programa ordenado por el pueblo.
Hace una semana, una reunión con sus ministros dejó ver las insatisfacciones: de los 195 compromisos adquiridos en su plan de gobierno, 146 están por cumplir.
Petro ha advertido que en lo adelante, el gabinete se concentrará en el cumplimiento de ese programa. No se trata solo de satisfacer las expectativas de quienes votaron por el Pacto Histórico.
Además, es necesario demostrar eficacia para que el primer proyecto de cambio real que llega a Colombia en décadas, no perezca.
La derecha hace todos los esfuerzos por demoverlo mediante un juicio político, y Petro solo contaría con el respaldo de ese pueblo.
El tiempo apremia.