La Habana, Cuba. – Nuevamente truenan los cañones. Un peligroso conflicto acaba de estallar en el borde oriental de Europa.
Rusia y Ucrania protagonizan una guerra anunciada y sobre todo alentada desde Occidente. Más allá de las razones de cada bando, lo cierto es que regresaron las armas al escenario de la política mundial. Y no son armas cualesquiera porque Moscú tiene poder nuclear y también lo tienen varios de los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, una entidad erigida como contraparte casi oficial de Rusia.
Lo cierto es que nadie sabe cómo terminará un enfrentamiento que ya tiene consecuencias globales con la subida en flecha de los precios del petróleo.
Habrá que ver también cuales son los efectos geopolíticos del conflicto a partir de la reacción de la OTAN, que comenzó a mover medios y tropas hacia el borde oriental de la Alianza.
Primeros impactos globales
Por primera vez desde 2014, el precio del barril de petróleo superó los cien dólares con el inicio del conflicto militar entre Rusia y Ucrania.
También se desplomaron los principales índices bursátiles mundiales desde Tokio a Wall Street, pasando por Europa.
Todo esto ocurre en un contexto de crisis internacional previa, con las cadenas globales de suministro rotas, y una inflación casi generalizada. Y eso sin contar los negativos efectos de la pandemia.
Habrá que ver al final cuáles son los impactos del deterioro económico mundial sobre todo en las naciones del Sur empobrecido y dependiente. Pero más allá de los golpes económicos provocados por el conflicto ruso-ucraniano, lo más duro es que ha vuelto a la actualidad política mundial uno de los peores inventos de la Humanidad: la guerra.