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La Habana, Cuba. – En los últimos decenios América Latina viene viviendo constantes cambios políticos donde las fuerzas progresistas y las oligarquías con apoyo y tutela exteriores, esencialmente desde Washington, se enfrentan para hacer valer sus respectivos programas.

Se trata de un escenario donde preferentemente las lides se dilucidan en las urnas y en el ejercicio de la oposición entre ambos bandos.

Ejercicio, desde luego, que no opta que la derecha y sus mentores hayan recurrido a nuevos métodos subversivos como las acciones pretendidamente constitucionales y legales para sacar de paso a gobiernos y figuras indeseables a tono con sus turbios propósitos de mantener el poder y el control sobre sus respectivas naciones y pueblos.

En consecuencia, los enfrentamientos y dislates permanecen a la orden del día.

De las nuevas situaciones

Y por estos días, dos países latinoamericanos, Ecuador y Guatemala, han sido escenarios de elecciones dentro de la disputa entre progresismo y derecha.

En el primero, la candidata de la Revolución Ciudadana, Luisa González, cercana al ex gobernante Rafael Correa, se hizo con el primer lugar, aunque tendrá que ir a segunda vuelta con el empresario Daniel Noboa en octubre próximo.

Mientras, en Guatemala, el abogado Bernardo Arévalo, del Movimiento Semilla, que incluso enfrentó una arbitraria suspensión judicial, logró la presidencia por casi 60 por ciento de preferencia.

Hijo del exmandatario Juan José Arévalo, muy popular en la década del 50 del pasado siglo, el ganador promete días mejores para su país.