La Habana, Cuba. – La migración ilegal es otra vez tema electoral en Estados Unidos, y serán los del Sur que buscan una vida mejor en el Norte quienes paguen las consecuencias.

El oportunismo de los congresistas republicanos busca descalificar a Joe Biden y entorpecer así el propósito reeleccionista del mandatario. Para eso empujan al presidente contra las cuerdas, con golpes bajos que van desde el chantaje hasta las medidas de fuerza, de modo que no cumpla su promesa de aflojar la mano con los indocumentados y, al propio tiempo, resolver el problema.

En el Congreso, la estrategia republicana ha sido impedir la aprobación de un presupuesto que contenga ayuda financiera y militar adicional para Ucrania como instrumento de presión, a cambio de que la Casa Blanca conceda más dinero para la «seguridad» fronteriza, lo que equivale a decir más represión.

Texas desafía a Biden

Cercado por los republicanos, Biden ha puesto sobre la mesa la posibilidad de cerrar la frontera cuando esta se vea «abrumada» por ilegales.

Pero no fue suficiente. Desafiante, el gobernador de Texas, Greg Abbott, ha impedido al Gobierno retirar la cerca de púas que dejó como herencia el «mandato de muros» de Donald Trump en un corredor muy usado por los indocumentados. Y es que el tránsito aumenta.

El paso de migrantes por la frontera sur aumentó en diciembre a más de 300 mil. Pero hay verdades visibles detrás de la avalancha de ilegales intentando entrar a pesar de las medidas paliativas de la administración demócrata, y tampoco se resolverán con represión.

El fenómeno vuelve a recordar el abismo económico Norte-Sur como causa principal del auge migratorio: enfocar esas razones sería la única solución.