La Habana, Cuba. – La capital de Cuba, La Habana, se ha convertido en el epicentro cubano del rebrote del nuevo coronavirus.

Eso justifica las medidas adoptadas por el gobierno, que tratan de evitar que la Covid-19 vuelva a desparramarse por la estrecha geografía nacional, aunque hay que reconocer el efectivo trabajo de los gobiernos provinciales y la disciplina allí de la ciudadanía.

Sin embargo, la enfermedad sigue siendo mortal y ha obligado a los científicos a hacer un esfuerzo extra para tratar de desentrañar los vericuetos de ese bicho desconocido que llegó silenciosamente, pero que cuyos efectos son estrepitosos con los contagios y los decesos.

Los habaneros, o al menos los que están hoy en la capital de Cuba, tienen la obligación de cumplir todo lo que han establecido las autoridades para evitar complicar nuevamente al país. 

Medidas sanitarias vigentes

El nasobuco sigue siendo imprescindible para cortar la transmisión del nuevo coronavirus, por eso es obligatorio incluso en los territorios que intentan volver a la normalidad.

También el aislamiento social y el distanciamiento físico son armas defensivas que hay que seguir usando mientras continúe el ataque mortal de la Covid-19.

Todavía no tenemos una vacuna que combata esa enfermedad, aunque Rusia lo anunció, pero aquí no ha llegado y nuestros científicos están trabajando a marcha forzada en esa dirección.

Confiemos entonces en que la cura llegará a Cuba más tarde o más temprano, pero mientras eso sucede hay que tener conciencia de que la disciplina es lo único que ahora nos va a salvar, porque esa es la vacuna cubana contra el nuevo coronavirus.