Algunas potencias asumen actitudes de piratería ante la Covid-19

La Habana, Cuba. – El individualismo es una actitud consustancial al capitalismo y en especial a la actual variante neoliberal, donde impera el sálvese quien pueda.

Ahora, con una amenaza microscópica que apunta a todos, comienza a aflorar la cara más fea de ese sistema, donde a nadie le importa lo que le pasa a los demás.

Estados Unidos y muchos países de la Vieja y culta Europa están enfrascados en una verdadera piratería por los insumos sanitarios que necesitan. Los primeros, no podía ser otros, fueron los norteamericanos quienes trataron de reclutar a científicos alemanes de la empresa CureVac para comprar los derechos exclusivos de una eventual vacuna contra la Covid-19.

Después, a golpe de billetera, y pagando cuatro veces su valor, se llevaron de Beijing un avión cargado de mascarillas destinadas a Francia.

Piratería moderna

Autoridades alemanas denunciaron que por presiones de Estados Unidos en Tailandia confiscaron un lote de mascarillas que iban a Berlín.

Francia no se quedó atrás y decomisó en las ciudades de Lyon y Marsella 4 millones de unidades destinadas a España e Italia.

Hasta los checos se metieron en lo que ya llaman La Guerra de las mascarillas, al quedarse con unas 680 mil que junto a un grupo de respiradores tenían a Roma como destino.

Víctima de otra escaramuza fue España tras comprar y pagar a Turquía un lote de respiradores reservados a los pacientes críticos, pero el gobierno de Ankara optó por conservarlos para el tratamiento de sus propios enfermos.

Ni en la saga de Piratas del Caribe hemos visto una rebatiña igual, una desvergüenza que daría envidia al mismísimo Jack Sparrow.