La Habana, Cuba. – La Cumbre entre Vladimir Putin y Donald Trump prevista para este viernes tiene nervioso al Viejo Continente, que asume la defensa de las posiciones de Ucrania como propias.
El encuentro entre los presidentes de Rusia y Estados Unidos buscará abrir camino a las negociaciones entre Moscú y Kiev, y concluir un conflicto aupado, precisamente, por Europa.
Su propósito es infligir una derrota a Moscú que no ha conseguido. A poco de la cita que Putin y Trump sostendrán en Alaska, mandatarios europeos acompañaron a Volodomir Zelenski en una reunión virtual con el estadounidense, durante la cual se negaron a ser marginados.
Europa tiene poco que aportar, y si insiste en ser parte de las negociaciones es porque no puede seguir armando a Kiev, única manera de conducirla a una victoria militar. Entonces, el Viejo Continente hace malabares para que Trump endurezca las posiciones frente a su homólogo ruso.
Negociación difícil
Trump parece entender las posiciones de Rusia cuando reconoce la necesidad de congelar la mayoría de las líneas del frente, lo que puede interpretarse como negociar tomando en cuenta las posiciones en el campo de batalla, favorables a Moscú.
Hace dos meses, la propuesta ucraniana de cese temporal del fuego fue rechazada por el Kremlin porque suponía la posibilidad de que Kiev recibiese refuerzos de Occidente en ese lapso, y cambiara la correlación bélica de las fuerzas.
Rusia aspira a una tregua definitiva y a soluciones que tomen en cuenta las causas del conflicto. En ese aspecto, la concesión de territorios de que habló Trump, puede ser un arma de doble filo.
El jefe de la Casa Blanca también lanzó amenazas a Rusia que parecieron más para complacer a Europa, que para doblegar a Moscú. Rusia quiere la paz, pero no a cuenta de sacrificar la defensa de principios que condujo a la guerra.