La Habana, Cuba. – Que funcionarios norteamericanos hayan hecho público su enfado con Luiz Inácio Lula da Silva por sus recientes pronunciamientos durante su visita a China, no es sorpresa para nadie.
En todo caso demuestra la falta de respeto tradicional de Washington hacia toda figura, agrupación o gobierno que no concuerde con la estrecha y unilateral visión gringa con relación al resto del mundo.
Para las fuentes oficiales estadounidenses ha resultado un “excesivo desborde emocional” y una “falta de control”, el hecho de que el presidente brasileño, ese que antes de su retorno a la primera magistratura fue acusado y encarcelado por un régimen adepto a la primera potencia capitalista, promoviera el multilateralismo y el ejercicio de una economía global más justa durante su presencia en Beijing.
Todo un pretendido “crimen”.
Trago amargo
Hay que indicar que el enojo oficial de Washington con el Brasil de Lula da Silva explica por sí mismo los muchos temores que ya se hacen sentir dentro de amplios círculos políticos norteamericanos en torno a lo que perciben como una pérdida de terreno gringo en la escena global, incluido el propio sur Hemisférico.
En China no solo Lula identificó a los Estados Unidos como un factor clave que impide el logro de una paz negociada en Ucrania, sino que abogó por desplazar al dólar norteamericano como moneda preferencial en las operaciones comerciales mundiales.
El presidente brasileño, por demás, fue claro al proclamar que entidades como el BRICS, que Brasil integra desde su fundación junto a China, Rusia, la India y Sudáfrica son alternativas válidas para crear un mundo más equitativo.