La Habana, Cuba. – El país ha sido sacudido por un remezón tremendo. El ordenamiento económico estremeció a toda la sociedad, porque tiene resonancias que van mucho más allá del sector empresarial.

Ahora todos aprendemos a enfrentar una cotidianidad que cambió de manera profunda. Nada volverá a ser igual y habrá que adaptarse a esa realidad en la que el trabajo poco a poco pasa a ser la principal fuente de satisfacción de las necesidades personales y familiares. Y en ese contexto hay que sacar cuentas para que el bolsillo se resienta lo menos posible, porque ya se sabe que tenemos nuevos precios, incluso en los productos que se entregan por la Libreta y que ya no tienen subsidio.

Los cálculos más exactos llegarán en febrero, cuando se cobren totalmente los nuevos ingresos mensuales, aunque no todo será sumar y restar en casa.

En el sector empresarial

Fuera del ámbito familiar, el ordenamiento económico también tiene pensando a muchos.

Ahora, la eficiencia tendrá que ser el motor real de las empresas y los empresarios tendrán que ser directivos de verdad.

Con la flexibilización otorgada a esas entidades, las decisiones tienen que tomarse en la base y de ahí saldrá el resultado final, y por ende los ingresos de los trabajadores. Por otro lado, hay que buscar las vías para colarse en el mercado externo, que no siempre está fuera de nuestras fronteras, porque ahí está la Zona Especial de Desarrollo Mariel y otras opciones.

Todo ha cambiado también, y principalmente, para el sector empresarial que tiene que adaptarse a estos nuevos tiempos.

El ordenamiento económico nos concierne a todos, pero aunque son necesarias, es mucho más que apelar a las matemáticas.