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La Habana, Cuba. – La burla del Derecho Internacional y la impunidad de sus violadores pueden hacer del planeta un lugar no apto para la convivencia. No pensemos ya en justicia y equidad; solo en el derecho a la vida.

Esas reflexiones afloran un mes después de que el Tribunal de Justicia de la ONU con sede en La Haya, convocado por Sudáfrica, analizara el genocidio en Gaza y estableciera la obligatoriedad de Israel de cesar la matanza de civiles palestinos.

Fue un dictamen tibio pues ni siquiera pidió el alto al fuego demandado a gritos por la mayoría de la comunidad internacional, sin contar el extendido reclamo de que se devuelvan a Palestina sus territorios ocupados y se le reconozca como un Estado.

Pero el panorama empeoró desde aquellos pronunciamientos, con el asesinato de casi 4 mil palestinos que se suman a los 25 mil muertos hasta entonces.

Otra vez a La Haya

Hoy el Tribunal inicia nuevas sesiones que no resolverán el problema, aunque contribuirán a su denuncia.

Por norma, los acuerdos no tendrán obligatorio cumplimiento, prerrogativa del Consejo de Seguridad, donde Estados Unidos usa el veto para proteger a Israel.

Los debates estaban solicitados por la Asamblea General desde 2022 para examinar el asunto palestino, de larga data, pero fueron convocados ante el peligro de que la localidad de Rafah también sea invadida, y luego de que el Tribunal desechara el pedido de nuevas medidas contra Tel Aviv.

Cincuenta y cuatro países, entre ellos Cuba, intervendrán. Puede esperarse ahora la exigencia del Tribunal de que acabe la agresión; pero solo un nuevo orden y la reforma de la ONU permitirían una justicia que acabe con la impunidad de Israel y de todos los agresores, y asegurar la vida.