La Habana, Cuba. – En la Casa Blanca parece que no existe el bloqueo, que allá para más impudor llaman embargo. La Administración Biden parece que no se atreve, o no quiere, ni siquiera modificar las relaciones con Cuba desde el punto en que las dejó Trump, en mala hora.

Las 240 medidas que nos tiró el hoy expresidente, siguen tan vigentes como el primer día, a pesar de que muchas violaron incluso la práctica burocrática norteamericana. Desde este lado del Estrecho de La Florida se percibe una intencionada dejadez que encubre un no me importa para mantener una hostilidad sin sentido y fracasada, que solo genera dificultades a los cubanos y vergüenza a Estados Unidos.

Lo cierto es que la Administración Biden en época pre-electoral modificó el discurso anterior, pero sin emprender ahora acciones de cambio.

Contra la vida

Parecería que no hay nada nuevo que hablar sobre el carácter genocida del bloqueo. Sin embargo, la ya histórica hostilidad de Estados Unidos reforzó esa condición con las 55 medidas aprobadas por Trump contra Cuba en plena pandemia.

En franco oportunismo, la Casa Blanca arreció el acoso con la aviesa intención no solo de ahogarnos económicamente, sino de rendirnos por enfermedad, sin importarle la vida de más de 11 millones de cubanos.

La historia demuestra que la intención ha sido siempre liquidarnos y ahora parece que la Administración Biden  continuará por ese mismo camino a pesar de todo lo dicho antes.

El bloqueo, y no es propaganda cubana, además de ser el principal obstáculo para el desarrollo de la nación es el más largo y continuado genocidio de la historia.