La Habana, Cuba. – En la segunda quincena de diciembre de 1958 la sucesión de victorias del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra y el resto del país fue decisiva para vislumbrar el triunfo de la insurrección comandada por Fidel desde que arribó en el Granma.

El día 16 de diciembre el poblado de Bartle, en Las Tunas, cayó en manos del Ejército Rebelde. Luego en Punta Alegre y Punta San Juan en Camagüey los rebeldes de la Columna 11 Cándido González obtenían la victoria; mientras que Jiguaní, en la hoy provincia de Granma, también se rendía tras una operación dirigida personalmente por Fidel.

Caimanera era liberada el día 19 por la tropa del entonces capitán Demetrio Montseny y el 21 de diciembre el Comandante Camilo Cienfuegos rendía Zulueta en la hoy  Villa Clara.

La Revolución era ya imparable

Los días finales de diciembre de 1958 representaban la sepultura del batistato y todo su aparato de asesinos con el Ejército Rebelde con su empuje militar y el apoyo del pueblo avanzaba con la Revolución como bandera.

El día 21 de diciembre el Che tomaba Cabaiguán en Sancti Spíritus; posteriormente el poblado de Palma Soriano en el Oriente caía en manos revolucionarias en combate dirigido por el Comandante en Jefe Fidel Castro.

Otras victorias auguraban ya la cercanía de la Revolución, sobre todo el día 31 con las rendiciones de Yaguajay, por Camilo; Santa Clara por el Che y la toma de la ciudad de Santiago de Cuba por tropas del II y III Frentes dirigidas por Fidel.

Diciembre del 58, como califican los historiadores, significó la aurora de la Revolución.