La Habana, Cuba. – Este domingo 30, Brasil vuelve a las urnas para decidir su futuro político inmediato. No será, al parecer, una contienda fácil.

Si bien las consultoras y agencias de pronósticos aseguran que el líder popular Luís Ignacio Lula da Silva puntea en la preferencia del electorado, no es menos cierto que la diferencia sobre el ultraderechista Jair Bolsonaro, actual Jefe de Estado, no es tan amplia como para asegurar con toda certeza que habrá cambio fácil de gobierno en el gigante sudamericano.

Es al menos lo que muestra la “fotografía” política en el instante en que se redactan estas líneas.

En la primera vuelta, la diferencia entre ambos fue de apenas 6 por ciento a favor del dirigente del Partido de los Trabajadores, un monto que debiera crecer.

Aspectos decisorios

Al parecer tres elementos son esenciales para los contendientes de la segunda vuelta en las presidenciales brasileñas.

A saber, mantener los montos que lograron cada uno de ellos en la primera ronda; lograr nuevos votos en el reacomodo de fuerzas que siempre ocurre ante una segunda convocatoria; y añadir las boletas posibles entre los que, por las disímiles causas, no acudieron a las urnas.

Estos últimos sumaron no menos de 32 millones de personas, una fuerza realmente considerable. Lula ha logrado ya sumar la intención de los que sufragaron por otros candidatos izquierdistas, y ha hecho énfasis en la necesidad de “trabajar casa por casa” para que acudan a votar.

Por su parte Bolsonaro tiene iguales miras. Mientras, el mundo espera el conteo.