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La Habana, Cuba. – A Sudáfrica, Cuba llevó la voz del Grupo de los 77 más China, la más amplia y diversa agrupación de naciones en desarrollo que existe.

Esa fue la primera participación de nuestro país y de un Presidente cubano en una Cumbre de los BRICS, una emergente agrupación cuyo acrónico representa a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.

La Habana trata de coordinar a los dos bloques en la defensa de los legítimos reclamos de las naciones del Sur y asegurar una mayor representación y voz de los países en desarrollo en la toma de decisiones dentro de las instituciones económicas y financieras internacionales.

Es esa una tarea compleja, por la diversidad de culturas de los miembros del Grupo que temporalmente preside Cuba, pero al mismo tiempo resulta estratégica en las relaciones internacionales en un mundo cada vez más desigual.

Un socio poderoso

Más allá de la actuación como presidente pro témpore del Grupo de los 77 más China, Cuba tiene marcados intereses nacionales en la relación con los BRICS.

Ese bloque, que cada día cobra más fuerza en el escenario internacional, puede constituir para nuestro país una importante opción económica, cuando atravesamos la peor crisis de las últimas tres décadas.

Los BRICS concentran el 20 por ciento de las exportaciones globales, el 17 de las importaciones, y un tercio de la producción mundial de alimentos. Como si fuera poco, sus economías representan el 27 por ciento del PIB mundial.

El BRICS es, a todas luces, un socio poderoso que además desafía la hegemonía de nuestro principal adversario, por lo que para Cuba, los vínculos con esa agrupación resultan una alianza estratégica.