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La Habana, Cuba. – La Cumbre de los 77 y China concluida este sábado en La Habana no solo reforzó la unidad del Sur, basada en la comunidad de retos e intereses de sus países.

Además, la cita confirmó el liderazgo de Cuba, cuyo rol al frente del Grupo fue ampliamente reconocido, así como la resistencia de su pueblo frente a los embates de un bloqueo rechazado en casi todas las intervenciones.

Esas posiciones, y la profundización resultante de los vínculos con esas naciones, no resultan poca cosa en un mundo regido por el desorden, y donde la cooperación resulta ineludible para salir adelante.

Se han reforzado los nexos con el Tercer Mundo, como lo demuestran también los encuentros bilaterales sostenidos por el presidente Miguel Díaz-Canel con algunos de sus líderes, y acuerdos de intercambio como los suscritos con Brasil.

La colaboración no es utopía

Aunque no se puede renunciar al apoyo ausente de los países desarrollados, la cooperación entre las naciones del Sur es posible, y existen potencialidades para incrementarla.

Tal postura fue defendida en la Cumbre por naciones que van en punta hacia el desarrollo como China, que ratificó, no obstante, su pertenencia a nuestra comunidad, y su voluntad de seguir cooperando con ella.

El talento y los avances en ciencia y tecnología de algunas de nuestras naciones, a pesar de las desigualdades que las relegan, también abren posibilidades al intercambio, y explican la voluntad de hacerlo que recoge la Declaración Final.

La cita del Grupo de los 77 en La Habana ha fortalecido las posiciones del Sur, y deja al mundo pobre en mejores condiciones para seguir luchando por el desarrollo, y por sus derechos.