La Habana, Cuba. – Como nunca antes, Cuba ha comenzado a potenciar a la ciencia como herramienta transformadora de la vida cotidiana.

La llegada del nuevo coronavirus ha significado también el inicio de una verdadera revolución científica. Ideas que antes había esbozado Fidel Castro se han desempolvado y han vuelto a la actualidad, como la integración entre las instituciones científicas y productivas, unión muy efectiva en la fabricación local de ventiladores pulmonares de emergencia, una tarea que involucró a varias entidades.

El azote de la pandemia en el país se ha enfrentado, no podía ser de otra manera, con un enfoque científico que atrajo a diferentes instituciones con el mismo fin.

Es una perspectiva que debe quedarse en el quehacer diario de la nación en función del desarrollo del país, como establecen los Lineamientos.

Ciencia en agro

La nueva etapa implica también investigación científica, innovación y resultados, decía días atrás el presidente Miguel Díaz-Canel en referencia al gradual regreso a la normalidad en el país.

En lo inmediato, el gobierno ha puesto a los investigadores a vincularse con la producción de alimentos para lograr la necesaria soberanía en ese sector.

Con la experiencia de todo lo que se ha hecho para enfrentar al nuevo coronavirus, ahora nuestros científicos tendrán más implicación en lo que se hace en el campo, e incluso en la confección de las correspondientes políticas y normas jurídicas.

Si algo tiene el país, donde hay casi un millón de graduados universitarios, es un conocimiento acumulado que debe convertirse en respaldo productivo.

Es una exigencia para nuestra ciencia en estos tiempos de pandemia.