En medio de una dependencia de la política externa norteamericana de corte realmente desafortunado, la Unión Europea, parece interesada en volver la vista a América Latina y el Caribe donde, al decir de entendidos, ha perdido sustancial terreno en los últimos tiempos.

Hay que recordar que el dominio de Washington sobre la OTAN ha reducido el papel euro  occidental a mero alabardero de la Casa Blanca, al punto de hacerle sacrificar su propia economía y seguridad para intentar imponer el hegemonismo Made in USA a escala global.

Ello ha retrotraído el papel de la Unión Europea en la arena internacional y la ha despojado de toda posibilidad de constituirse en una alternativa creíble y con intereses propios.

De manera que este nuevo acercamiento al sur de nuestro continente suponga un cambio. 

Dudas y consideraciones

Para algunos observadores, no obstante, el planeado reacercamiento de Europa Occidental a América Latina tiene puntos por esclarecer.

De hecho, si se trata de un intento por fortalecer los vínculos bilaterales de forma independiente, sería muy favorable para ambas partes, sometidas a la par a las presiones y las ordenanzas de los Estados Unidos por largo tiempo.

Del otro lado, si los esfuerzos de la Unión Europea apuntan únicamente contra la presencia creciente de China y Rusia en el Sur de nuestro hemisferio, lograda a través de un trato equilibrado, justo y mutuamente ventajoso, entonces para nada serían bienvenidos, porque en primera instancia favorecerían el hegemonismo de factura norteamericana y confirmarían su papel de mucama de la política externa de la Casa Blanca.