La Habana, Cuba, – Todavía estremece aquella respuesta viril y corajuda del joven Juan Almeida Bosque cuando, tras la sorpresa de Alegría de Pío, un esbirro batistiano exigió la rendición al grupo de bisoños guerrilleros encabezados por Fidel, y Almeida respondió: !Aquí no se rinde nadie!.
Significaba que el núcleo guerrillero venido en el yate Granma no cejaría en el empeño de luchar hasta las últimas consecuencia por la Revolución, tantas veces anhelada. Juan Almeida nació en La Habana en un hogar muy humilde, pero repleto de convicciones patrióticas y de amor por la justicia.
Trabajaba como albañil cuando se produce el golpe de Estado del asesino Batista y se enrola con Fidel en el asalto al Moncada. Fue prisionero político en la antigua Isla de Pinos, exiliado en México, expedicionario del Granma y en el Ejército Rebelde fue Comandante.
Revolucionaria a toda prueba
Juan Almeida se ganó el grado de Comandante en 1958 en la Sierra Maestra y luego, por orden de Fidel, partiría a la fundación del Tercer Frente Oriental Doctor Mario Muñoz Monroy, zona cercana a Santiago de Cuba.
Son incontables las acciones combativas en las que participó Almeida y en ellas demostró su audacia y dotes de jefe. Tras el triunfo revolucionario, ocupó varias responsabilidades y su sensibilidad humana lo hizo compositor de bellas canciones de amor donde se funden pasión, dolor y patriotismo. Escribió textos necesarios y claves para nuestra historiografía.
A quince años de la desaparición física de Juan Almeida evocamos palabras de Fidel: Almeida defendió principios de justicia que serán defendidos en cualquier tiempo y en cualquier época, mientras los seres humanos respiren sobre la tierra.