La Habana. Cuba. – Mientras medio mundo pide el fin de la guerra, no extraña que Estados Unidos apoye moral y materialmente a Israel en el nuevo genocidio que comete en Gaza.

El respaldo de Washington a su socio sionista ha sido clave para que, desde 1947, se burlen las resoluciones de la ONU que han establecido dos Estados en lo que fue territorio palestino.

Hace décadas se somete a ese pueblo a una lenta masacre. Ahora, en la Casa Blanca tampoco importan los miles de civiles blanco de la metralla, mayormente mujeres y niños; ni los miles de asesinados que habrá tras la orden dada por Tel Aviv de que todos deben evacuar ese reducto, adonde ya estaban desplazados, y bajo la amenaza de una invasión terrestre.

Poco a poco, el sionismo sigue robando su tierra. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, lo dijo apenas comenzada la matanza: Estamos con Israel.

Guardián en Medio Oriente

Portaaviones, aviones de combate, cruceros con misiles y otros pertrechos han sido enviados ya al escenario de una guerra desatada tras un ataque sorpresa de Hamas a territorio israelí, pero que fue resultado de la injusticia cometida hasta hoy por Tel Aviv contra el pueblo palestino.

Y el Congreso de Estados Unidos está dispuesto a autorizar más ayuda militar, además de los 3 mil 800 millones de dólares que entrega cada año a Israel.

Algunos alertan que el actual despliegue de Estados Unidos en el Medio Oriente también amenaza a Irán, Líbano en caso de una intervención de Hezbolá, y Siria. El Medio Oriente puede incendiarse. Pero Washington hará todo por sostener a un aliado que, hasta hoy, ha sido el guardián de su pretendida hegemonía en aquella región, y representa allí, y en el mundo, las injustas causas del imperio.