Tras el desembarco del Granma, el 2 de diciembre de 1956, los expedicionarios quedaron en tierra firme, a la deriva, dando traspiés, constituyendo un ejército de fantasmas
Ni los peligros de una travesía azarosa, ni la inclemencia del tiempo, ni el desconcierto de los primeros momentos, ni el acecho del enemigo, pudieron desvirtuar en los expedicionarios el propósito de dar a la Patria la verdadera libertad
Aquel 2 de diciembre de 1956, con la llegada del Granma a costas cubanas, y el increíble desembarco por los manglares de Los Cayuelos, se materializaba la firme convicción y el eterno optimismo de Fidel de arribar a Cuba y reiniciar la lucha contra la tiranía batistiana
Guisa es ya territorio libre, fue la expresión lacónica del Comandante en Jefe al evaluar la victoria rebelde tras 10 días de heroica lucha contra el poderío de los casquitos de Batista en esa región cercana a Bayamo
A pesar de los años que han pasado desde que surgió el noviazgo de América Domitro y Frank País, cuando se piensa en un símbolo de jóvenes unidos por el amor, los ideales y el respeto mutuo, enseguida se toma como ejemplo la hermosa pareja que ellos formaron
Escudriñar, aun a vuelo de pájaro, en la vida de Máximo Gómez, ese dominicano recio, enérgico y de gran nobleza que fue Generalísimo del Ejército Libertador, es retrotraer en el tiempo a una figura que se entregó totalmente a Cuba sin pedir nada a cambio
Corrían tiempos de opresión e injusticia, también de lucha y libertad. Inmersos en una guerra harto difícil, las fuerzas españolas, sabedoras de que Gómez y Maceo no daban tregua en tierras guantanameras, buscaban cualquier pretexto para extender el terror.
Los hombres que debían partir la tarde de aquel lluvioso 24 de noviembre de 1956, convergieron en la pequeña ciudad de Tuxpan, donde se encontraba fondeado el yate Granma.