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Por Oscar Ferrer

Este 23 de diciembre se cumple el aniversario 184 del nacimiento en Camagüey, en 1841, de uno de los más renombrados jefes militares de la causa independentista cubana: Ignacio Agramonte, quien al frente de su famosa caballería luchó contra el dominio español.

Procedente de una familia adinerada, estudió en las principales escuelas de su ciudad natal, en el habanero colegio El Salvador, en España y en la Universidad de La Habana, graduándose de abogado.

Se sumó a la insurrección en los llanos camagüeyanos a fines de 1868 y en poco más de cuatro años de acciones armadas se convirtió en un notable estratega y jefe militar.

En febrero del 69 el Comité Revolucionario de Camagüey eligió a Agramonte a la Asamblea de Representantes del Centro, la que promulgó en Sibanicú la abolición de la esclavitud.

Ideas avanzadas

En conferencia con Carlos Manuel de Céspedes, Ignacio Agramonte abogó por la abolición radical de la esclavitud, la separación de la Iglesia y el Estado y la de los poderes civil y militar.

Fue miembro de la Asamblea Constituyente, cargo que dejó voluntariamente para aceptar el de mayor general de la división de Camagüey, con el que inició su carrera militar.

Fundó la caballería camagüeyana y organizó un ejército basado en sólidos principios morales y patrióticos, disciplinado y educado en el combate. Sus discrepancias políticas y militares con Céspedes le hicieron renunciar al mando mambí de Camagüey, pero, al llamado del Padre de la Patria, el 13 de enero de 1871, aceptó el cargo de jefe de Operaciones.

Entre las grandes e innumerables acciones heroicas de Ignacio Agramonte se destaca el rescate del brigadier Julio Sanguily, en octubre de aquel año.

Caída del héroe

En 1872 la caballería bajo el mando del mayor general Ignacio Agramonte era considerada superior a la española.

Sus éxitos en la provincia de Camagüey pueden atribuirse a que predicó con el ejemplo ante sus subordinados, convirtiéndose en maestro y modelo a seguir.

En tiempos difíciles para las fuerzas mambisas, dio los pasos necesarios para formar un ejército de sólida disciplina y aguerrido en los campos de batalla.

El 11 de mayo de 1873, cuando inspeccionaba las líneas avanzadas de sus tropas, formadas para rechazar una columna española en el potrero de Jimaguayú, un disparo enemigo lo derribó mortalmente de su caballo.

Los españoles, que tanto temían a Ignacio Agramonte, no se atrevieron a concederle una respetuosa tumba, como merecía, y terminaron por reducir su cadáver a cenizas y esparcirlas al viento.