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La Habana, Cuba. – Estados Unidos acaba de promover en la ONU un comunicado conjunto que pide el cese del uso de los alimentos como arma de guerra.

Podemos asegurarnos de que las personas en todo el mundo sean alimentadas, ahora y en los años venideros, dijo el secretario de Estado, Antony John Blinken, al explicar el objetivo de esa declaración.

La intervención del jefe de la diplomacia de Estados Unidos, que preside otra vez el Consejo de Seguridad, tuvo lugar en un debate de alto nivel sobre hambruna e inseguridad alimentaria. Allí, los diplomáticos norteamericanos, que enfilaban los cañones contra Rusia, expresaron su solidaridad y compromiso para evitar el empleo de la comida como herramienta bélica.

Y lo dijeron así, frescamente. Sin que les temblara ni un párpado. Pero ladinamente escondieron lo que hacen con Cuba desde hace más de medio siglo.

Pérdidas millonarios

El bloqueo dejó pérdidas a la rama agrícola y alimentaria por 369 millones de dólares, solo de enero a julio del 2021, de acuerdo con las últimas cifras disponibles.

Un buen ejemplo es la empresa mixta hispano-cubana Bravo S.A., cuyos costos se incrementaron en más de medio millón de dólares al tener que pagar fletes más caros por no poder adquirir carnes en el mercado norteamericano.

Y es que muchas de esas afectaciones se habrían evitado si permitieran a las empresas cubanas tener, de manera normal, una relación comercial con compañías estadounidenses.

Pero con tantas trabas legales y tanta mala intención hacia Cuba, que no vayan a Naciones Unidas a hablar del cese del empleo de los alimentos como arma de guerra. Es una desvergüenza y un fariseísmo inaceptables.