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Pinar del Río posee hoy una treintena de fincas de frutales, las cuales constituyen una fortaleza para el sistema de la Agricultura, al completar mecanismos de comercio que logran  extender sus ventas a mercados, el turismo y la industria conservera.

Frutabomba, mango, guayaba, aguacate y otras variedades como la guanábana, chirimoya, anón y canistel proliferan en los campos, todas en correspondencia con las épocas de parición y el momento óptimo de cosecha.

La Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) en Pinar del Río es también junto a la Agricultura promotora o del fomento de las fincas de frutales, estructuras que en el contexto económico resultan beneficiosas a las familias campesinas.

Aún distantes de sus potencialidades productivas, esas fincas hasta mediados de año han entregado al estado más de 900 toneladas entre mango y frutabomba.