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La Habana, Cuba. – Importantes procesos tiene en camino el Poder Popular. En primerísimo lugar, como quedó expuesto en el recién clausurado Segundo Pleno del Comité Central del Partido, una transformación en el trabajo, ahora que muchos barrios viven un positivo estremecimiento.

Ese remezón barrial, promovido desde la más alta instancia gubernamental, tiene que ser acompañado y respaldado por los delegados, quienes en primera instancia representan el poder del pueblo.

Esos humildes delegados, quienes día a día patean las calles y tienen que dar la cara a la gente ante problemas a veces insalvables en este momento, son muchos de ellos líderes comunitarios con capacidad de movilización y convencimiento. Sobre sus hombros descansa lo que tiene que ser la efectiva acción del Poder Popular como expresión de la construcción socialista con la participación colectiva.

Resolver poco a poco

El presidente Díaz-Canel ha insistido en la idea de arrancar cada día un pedacito a los problemas, una filosofía pragmática en cuya aplicación tienen un papel destacado las estructuras del Poder Popular. Y es que determinar qué pedazo acometer primero, dependerá de la voluntad colectiva, encausada por los delegados porque conocen cuál es la prioridad en determinada comunidad.

Ellos tendrán entonces que ser portavoces del interés comunitario y también movilizadores de las fuerzas locales y al mismo tiempo fiscalizadores de la marcha de las tareas.

Por supuesto que no es una tarea fácil, que además depende de la disponibilidad de los recursos, pero hay que emprenderla para poco a poco resolver problemas acumulados por años.

En esa batalla está implicado el gobierno y los delegados están llamados a ser los mejores soldados.