Era el 20 de diciembre de 1899, cuando el poblado de Alquízar, actual provincia de Artemisa vio nacer a un niño que al igual que José Martí, traería luz a la historia de Cuba: Rubén Martínez Villena.

De su madre, hereda  la bondad y el refinamiento de los gustos, y de su padre toma la rebeldía de carácter, el concepto de honor, la voluntad, la energía  incansable y el anteponer el deber ante todo.

Desde muy joven Rubén Martínez Villena puso a relieve en sus artículos y poemas el amor ardiente a su patria. Fue a partir de 1920, cuando las revistas habaneras comenzaron a publicar sus poemas, época en que, al decir de su amigo y biógrafo Raúl Roa García, fue el periodo en que Rubén “cristaliza en arrebatados sonetos su fogoso patriotismo

Rubén “cristaliza en arrebatados sonetos su fogoso patriotismo

Un joven héroe que nunca muere

Rubén Martínez Villena dedicó la mayor parte de sus esfuerzos a la actividad política. Se enfrentó abiertamente al gobierno tiránico de Gerardo Machado, convirtiéndose en la figura principal del Grupo Minorista y autor de la mayoría de los documentos y manifiestos que nacieron de dicho conjunto.

En 1920 entró a formar parte de las filas del Partido Comunista de Cuba, hecho que lo hizo renunciar a la poesía para dedicarse completamente a la labor política.

Desde ese momento y hasta su muerte, ocurrida en La Habana el 16 de enero de 1934, Rubén Martínez Villena se dio por entero a la lucha contra el gobierno opresor.

Dirigió huelgas, entre ellas la de agosto de 1933, que concluyó con la caída del tirano. REDACTÓ TANIA CRUZ REMÓN