La Habana, Cuba. – Vuelven a verse hombres con motomochilas en mano, de nuevo sentimos el ruido y el humo de las bazucas, otra vez los campañistas nos visitan para revisar nuestras casas.

No, no es una contingencia epidemiológica, es simplemente la prevención, que nunca debe descuidarse y menos ahora cuando ha llegado el verano y el tiempo de lluvias, que se está tornando insistente.

Por tanto, transitamos por una etapa en que es preciso estar en guardia contra el Aedes aegypti, que necesita de sangre humana para su procreación, pero que en cada picada nos inocula su veneno, tan tóxico que podemos enfermar con real peligro para la salud e incluso la vida.

Entonces se justifica intensificar la batalla para que el peligroso insecto no prolifere, o sea, que no halle el hábitat acuoso en que hace sus criaderos, del que surge una numerosa prole de nuevos villanos picadores.

Responsabilidad ciudadana

Para que el Aedes aegypti no se disemine en esta etapa de verano y lluvias por la que transitamos, la tarea que emprende nuestro Sistema de Salud con su batallón de hombres y mujeres en campaña antivectorial tiene que contar con el apoyo del pueblo que es en definitiva al que se le cuida su salud.

De ahí que debemos ser todos protagonistas del empeño por combatir a un enemigo incapaz de ser benévolo con quienes cierran puertas para no fumigar, o niegan el acceso del campañista que revisa la casa y trae el abate, o no realizan el autofocal.

A esos insensibles también clava sin piedad tu ponzoña. Entonces es una responsabilidad de cada ciudadano tomar partido en esta lucha por la salud, permitiendo no solo cada acción que se realice, sino también colaborando para que el Aedes aegypti se vea sin su guarida de aguas donde gesta el dañino golpe para todos por igual.

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