La impronta de observar parajes poblados de abundantes especies autóctonas de su flora y fauna, con senderos repletos de historia, atrae cada vez más a visitantes nacionales y foráneos al Valle de Viñales declarado por la UNESCO Paisaje Cultural de la Humanidad.

Rutas que en algunos casos tuvieron como primeros caminantes a emigrantes europeos y sus esclavos radicados en Pinar del Río, enamoran al viajero, ante su diversidad de aves y el endemismo de su flora.

Cautiva al andariego la apreciación de las rocas, los enigmáticos mogotes dispersos en el profuso valle y de manera especial exponentes del mundo vegetal, que constituyen verdaderas rarezas.

Es el caso de la llamada Palma corcho, considerada un fósil viviente por su origen prehistórico, endémica de esta región más occidental de Cuba, la cual fue declarada Monumento Nacional Natural, condición que la distingue como reliquia botánica.