Por: Oscar Ferrer

En un sitio ocupado en tiempos de la colonia por el nada atractivo y mal oliente basurero del Rincón, junto a la bahía habanera, se construyó, hace 242 años, el primer paseo marítimo de la capital cubana: la Alameda de Paula, lugar donde el tiempo parece detenido y convida a la poesía y el amor.

Se trata, en una ciudad a 19 días de su aniversario 500,  de uno de los rincones habaneros donde se puede apreciar la belleza entre el azul del océano y la dorada caída del sol.

Y es que el paso de los siglos no ha logrado borrar el esplendor y la apacible imagen de centinela de la costa que posee la Alameda de Paula, construida en 1777 según dispuso, por requerimientos urbanísticos, el capitán general Felipe de Fondesviela, marqués de la Torre, quien gobernó en Cuba durante casi 6 años.

Paseo vetusto y elegante

La Alameda de Paula, llamada así por su cercanía a la hoy renovada iglesia de ese nombre, fue erigida con diseño original de Antonio Fernández de Trevejos, coronel de ingenieros y habanero procedente de familia acomodada, escogido para la tarea por sus conocimientos de arquitectura, aunque no era arquitecto.

Este constructor, que como militar había participado en la defensa de La Habana durante la invasión inglesa, trabajó en las principales obras de la ciudad, entre ellas las casas de Gobierno y Correos, la plaza de Armas, el Cuartel de Milicias, el Teatro del Coliseo o Principal y la Alameda de Paula.

Esta fue en sus inicios de muy modesta hechura, con un terraplén de dos hileras de álamos y algunos bancos de piedra, aunque en el resto del siglo XVIII y durante el XIX  fue objeto de muchas mejoras y llegó a alcanzar la elegancia que aún posee y nos obsequia.

Sitio de referencia

La Alameda de Paula inauguró el gusto de los habaneros por los paseos románticos y abiertos y por los parques, lugares apropiados para el descanso y el esparcimiento.

Así pasó también con el Paseo de Extramuros, más tarde de Isabel II y hoy popular Paseo del Prado, uno de los lugares más bellos y emblemáticos de La Habana, con muchos años e historia.

La iglesia y la Alameda de Paula fueron unidas en el año 2000 por un proyecto que revitalizó el entorno del templo, al cual se puede acceder cómodamente gracias a esa obra.

Por su extremo noroeste, la Alameda colinda con un parque, la Avenida del Puerto y el punto de arribo y partida de las lanchas que mueven a los pasajeros a la otra orilla de la bahía habanera.

Por su borde sureste, este punto de referencia que es la Alameda de Paula llega a la citada iglesia, sede del conjunto de música Ars Longa.