Cuba vive un proceso singular, inédito en el mundo contemporáneo, porque actualiza su modelo económico y social para mejorar la calidad de vida y lograr el Socialismo próspero y sostenible al que aspiramos.

Ese empeño resulta muy complejo, ante todo por la política hostil de Estados Unidos, pero los cubanos, confiados en nuestras potencialidades, persistimos en un proceso revolucionario que vive su año 61.

Llevar adelante las modificaciones que nos hemos propuesto requiere de instrumentos que garanticen el ordenamiento jurídico de un Estado de derecho que perfecciona sus estructuras, profundiza los vínculos entre el Gobierno y el pueblo, la transparencia, la gobernanza y el control popular.

Entonces, votar Sí por la Constitución es expresarnos a favor de un texto que nos define como pueblo libre, soberano, independiente, capaz de dotarse de un instrumento moderno e inclusivo.