Candita Hernández Barroso, de la provincia de Ciego de Ávila, desea que se descubra el nombre, que es un “misterio”, del Eloriundo de Jobabo, porque ella quiere saberlo.

Jugando a ser Sherlock Holmes, Yandri Machado Mederos, vecino de La Esperanza en suelo villaclareño, asegura jubiloso que hábilmente ha descubierto la identidad de Eloriundo, nombre y señas verdaderos.

Ya dije en otra ocasión que el nombre es algo superfluo, accesorio, intrascendente y voluble como el viento, que pasa como una nube y se borra con el tiempo, pues ni siquiera lo guardan las piedras del cementerio.

SÍ, tiene valor jurídico en folios y documentos para trámites legales; sin embargo, fuera de eso lo que importa son las obras, la actitud, el pensamiento, la honradez y la decencia y los amigos sinceros.

 

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