Un valioso legado dejó a los cubanos el patriota Bartolomé Masó a lo largo de una ejemplar batalla contra el colonialismo y el imperialismo.

Masó, devenido símbolo de patriotismo y firmeza revolucionarios, nació el 21 de diciembre de 1830, en una finca propiedad del padre, ubicada en Manzanillo, en el extremo oriental de la Isla.

Cursó la enseñanza elemental y la superior y aunque por voluntad paterna se dedicó al comercio, sentía atracción por la literatura y compuso versos que publicó en varias revistas de Manzanillo, Bayamo y Santiago de Cuba.

Un rasgo que caracteriza al bravo mambí es su intransigencia en los campos de batalla. De todos es conocido que durante la Guerra Chiquita se mantuvo firme en el empeño de reanudar la contienda libertaria contra el dominio español.

El renuevo poderoso de la guerra

El 15 de mayo de 1895, pocos días antes de caer mortalmente herido por las balas enemigas, desde el Campamento de Dos Ríos, José Martí escribió a Bartolomé Masó.

Recuerda el investigador Pedro Palacio que en la misiva expresa al ilustre manzanillero que Martí y Máximo Gómez habían decidido unirse a su tropa a la que calificaron de renuevo poderoso de la guerra.

En una parte el texto proclama: “Ni la labor que hemos venido sembrando y juntando me parecerá bien adelantada, hasta dar con usted (…) Ya, al lado de usted se puede ensanchar la obra”. Masó, patriota íntegro, fue un militar valiente, inteligente y admirado por sus soldados.

Al lado del Titán de Bronce estuvo Masó cuando el Pacto del Zanjón, fiel a su estirpe de ejemplar patriota hasta los últimos días de su vida.

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