La Habana, Cuba.- A partir de ahora, otro 30 de noviembre marcará para siempre la historia de Cuba.

Luego de jornadas de intenso dolor y póstumo homenaje en La Habana al Comandante en Jefe Fidel Castro, el cortejo fúnebre con sus cenizas inició este miércoles desde la capital en sentido inverso, el mismo recorrido de más de mil kilómetros que transitó hace 57 años la victoriosa Caravana de la Libertad.

Su destino: la indómita Santiago de Cuba, la misma ciudad que un 30 de noviembre 60 años atrás se levantó en armas para apoyar el desembarco de los expedicionarios del yate Granma y facilitar así la marcha de los combatientes hacia las montañas.

Aquel día de 1956 los jóvenes revolucionarios se lanzaron por primera vez a las calles vistiendo de verde olivo, y aunque hoy el pueblo santiaguero muestra el luto más profundo, ratifica las convicciones que el glorioso uniforme encierra y reafirma la continuidad de la Revolución.

Viaje a la inmortalidad

El gestor del memorable levantamiento de Santiago de Cuba fue un joven maestro de sólido prestigio y jefe de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio. De apenas 22 años de edad, Frank País García tuvo a su cargo la enorme tarea de seleccionar a los combatientes, organizarlos en grupos, adiestrarlos y habilitarlos de armamentos.

La operación incluía entre otras acciones el asalto a la otrora Estación de Policía en la Loma del Intendente, hoy Museo de la Lucha Clandestina, y al edificio de la Policía Marítima en la avenida del puerto santiaguero.

Aunque el levantamiento del 30 de noviembre no cumplió el objetivo trazado, demostró la continuidad histórica de la tradición de lucha del pueblo cubano, su valentía y arrojo.

En la heroica jornada la patria perdió a Pepito Tey, Otto Parellada y Tony Alomá.

La acción consagró al inolvidable Frank País y reafirmó la confianza de Fidel en esa ciudad heroica, la misma que ahora vuelve a acoger al líder invicto de la Revolución, para asumir la responsabilidad de cuidar para siempre sus cenizas.