Especialidades que antaño nos dieron glorias exhiben hoy niveles muy bajos. Foto: Tomada de Radio Rebelde

La Habana, Cuba.- El atletismo cubano concluyó el pasado ciclo olímpico con una deuda enorme para sus seguidores, dada su discreta actuación en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro con un solitario bronce de la discóbola Denia Caballero.

Siete meses más tarde, aires de renovación, objetivos precisos y una nueva dirección al mando del deporte rey organizaron su primer examen público con la celebración de la Copa Cuba, en un estadio que pide a gritos más que una pista nueva, pero al final sigue siendo el cuartel general de lanzadores, corredores y saltadores.

La marca más destacada del evento sobrevino en la especialidad más estable de las últimas décadas: el triple salto.

El joven Andy Díaz con sus 17.40 metros no solo superó su propio tope, sino que mandó un  mensaje positivo para el futuro cercano, dígase gira europea y campeonato mundial.

La fortaleza de nuestro atletismo

Por supuesto, hay asignaturas por vencer y mucho trabajo todavía que hacer en el atletismo cubano.

Especialidades que antaño nos dieron glorias exhiben hoy niveles muy bajos para aspirar siquiera a medallas internacionales como son los lanzamientos de jabalina, bala y martillo. La Copa Cuba también tuvo una cara pocas veces comentada, pero recurrente y saludable.

Una constelación de campeones mundiales y olímpicos, incluidos Javier Sotomayor, Iván Pedroso, Anier García, Yumisleidis Cumbá, María Caridad Colón, Yoelbis Quesada, Yargelis Savigne, Dayron Robles y Yipsi Moreno, por solo citar algunos, presenciaron las tres jornadas.

Y lo más importante, muchos están involucrados con tareas concretas en la nueva imagen que se quiere lograr en el atletismo. La próxima  parada será el Memorial Barrientos, a finales de mayo, pero este primer examen fue aprobado con seriedad.

Fue un trabajo de Joel García