En Güira de Macurijes, poblado del municipio matancero de Pedro Betancourt, nació la leyenda de Arsenio Rodríguez el 30 de agosto de 1911 y su legado perdura en la música cubana.

Músicos, investigadores y artistas homenajearán al genial sonero, quien al carecer del sentido de la vista recibió el bautizo de Cieguito Maravilloso para trascender en el universo sonoro de la Isla como un genio del instrumento.

Alberto García, presidente de la filial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en Matanzas, destacó que Arsenio Rodríguez tocó el instrumento de forma autodidacta, pero las innovaciones al septeto transformaron el modo de interpretar el son.

La iniciativa de Rodríguez consistió en agregar al formato de los tradicionales septetos un piano, 3 trompetas y 1 tumbadora, verdadera revolución en el pentagrama musical del país.