La Habana, Cuba.- El reciente ataque terrorista ocurrido en Londres, a las puertas del mismísimo Parlamento británico, vuelve a colocar sobre la mesa la irresponsabilidad mayúscula de los intereses hegemónicos que se han valido y se valen del extremismo islámico en sus acciones injerencistas en Asia Central y Oriente Medio.

Porque si bien muchos aparatos de prensa hacen especial énfasis en detallar los episodios y la filiación de quienes los cometen, lo cierto es que al mismo tiempo se pasa por alto deliberadamente que la extensión de la violencia irracional a escala global tiene mucho que ver con la permisividad de los intereses más reaccionarios del planeta.

Esto está vinculado con la relación de establecer oportunistas alianzas con aquellos segmentos que hacen una interpretación abominable y fanática de los preceptos de su fe.

Grandes responsables

De manera que los golpes terroristas de los últimos tiempos, incluidos aquellos contra ciudades europeas, tienen en su génesis la utilización imperial de los extremistas islámicos. Una práctica que se remonta a la alianza oficial de Washington con Al Qaeda, Osama Bin Laden y los talibanes en el interés de defenestrar a las autoridades progresistas de Kabul y golpear a las tropas soviéticas que acudieron en su apoyo.

Un maridazgo que se extendió a los acontecimientos en Libia y luego a la guerra interventora contra Siria. Y es que los grupos extremistas en suelo sirio, incluido el Estado Islámico, han sido fomentados, armados, entrenados y protegidos originalmente por Washington, sus socios de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, las satrapías árabes y el sionismo israelí.