La Habana, Cuba. – Poco podían imaginar los chinos sobre el desarrollo actual de su país, cuando hace 70 años proclamara Mao Tse Tung la fundación de la República Popular. Comenzó entonces un arduo camino, que no estuvo exento de retrocesos y traspiés, para convertir al llamado Gigante asiático en una pujante y próspera economía, pero también, y es lo más importante, en un decisivo factor de equilibrio en las relaciones internacionales.

Con sus características particulares, la sociedad china contemporánea ha demostrado la viabilidad del Socialismo con éxitos en lo económico, industrial y tecnológico. La monumental Iniciativa de la Franja y la Ruta consolida hoy la presencia china en todos los continentes y ofrece una alternativa para los países del Sur, basada en la fórmula de ganar – ganar.

Estrechas relaciones

China es hoy el segundo socio comercial de Cuba y una presencia importante en el mercado nacional, que va desde las guaguas Yutong hasta la cooperación en los planes de digitalización de la televisión o en la extracción de petróleo.

En términos políticos, las relaciones bilaterales son estrechas, fortalecidas por sucesivas visitas a la capital china de Fidel, Raúl y ahora Díaz-Canel, mientras que en sentido inverso estuvieron en nuestro país Jiang Zaming, Hu Jintao y Xi Jinping.

Hace apenas unas horas, el gobierno chino concedió a Raúl Castro la Orden de la Amistad, una de las más importantes condecoraciones estatales que se entregan a extranjeros por contribuir a la profundización de los lazos entre los dos países.

Ha sido esa otra muestra de que La Habana y Beijing están lejos, pero al mismo tiempo muy cerca.