La Habana, Cuba. – Hace poco una colega comentaba su frustración en tres colas distintas para lograr comprar alimentos en tiendas recaudadoras de divisas.

Con su anciana madre enferma tuvo que regresar a casa sin conseguir nada por el acoso de inescrupulosos coleros que ocupaban varios puestos en las extensas y abultadas filas.

Esas y muy diversas escenas encontraron caldo de cultivo desde que se anunció la existencia del nuevo Coronavirus, pero…¿es sólo el desabastecimiento el motivo de coleros y revendedores? A la escasez de productos demandados, cuya principal causa es el bloqueo impuesto por Estados Unidos, se suma la falta de organización y control en algunos establecimientos a donde acuden oportunistas para lucrar y enriquecerse con el esfuerzo ajeno.

Por eso para acabar con el mal deben cerrar filas el pueblo y los grupos creados para enfrentar a coleros, acaparadores y revendedores. 

Dura batalla contra el egoísmo

Resulta indignante el módus operándis con que determinadas personas tratan de incrementar sus finanzas a costa de las necesidades de una mayoría que rechaza el egoísmo y apuesta por la solidaridad en tiempos difíciles.

A esos coleros, revendedores y acaparadores que no piensan en el anciano jubilado o enfermo, en la madre trabajadora o en el cuidador de un paciente  discapacitado, por solo citar ejemplos, hay que reprocharles su individualismo y aplicarles el peso de la ley cuando, en muchos casos, tienden a la reiteración de hechos tan deleznables en una sociedad como la nuestra.

El enriquecimiento ilícito, la falta de respeto y la transgresión de disposiciones que amparan a la ciudadanía tendrán siempre una barrera en quienes no admitimos asomos a la desigualdad y continuamos la tenaz batalla contra el oportunismo.

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