La Habana, Cuba. Tras disímiles ubicaciones, San Cristóbal de La Habana quedó situada frente a la bahía, puerto tranquilo y saludable de su definitivo emplazamiento.

Indescriptible y pasional por cautivadora y enigmática, la quinta villa cubana fue fundada el 16 de noviembre de 1519 a la vera de una frondosa ceiba, ya reemplazada, que señorea en El Templete.

Es una ciudad con vida propia, fortalezas inexpugnables, plazas, edificaciones coloniales, y alzada a la modernidad.

La Habana de hoy se renueva a ojos vista. Mucho se hace y se hará por esta urbe, ahora en los 501 años de su fundación. Arquitectos, ingenieros, proyectistas trabajaban mancomunadamente con el gobierno de la ciudad y del país en programas de reanimación.

Revertir lo que la empaña y embellecerla como se merece la capital de los cubanos, es el objetivo.

Aliento para el presente y el futuro

El tiempo envuelve a La Habana en un halo de misterios y tradiciones, certificando cuánto de historia y de leyenda se esconden en sus símbolos citadinos.

A La Habana hay que amarla y disfrutarla como algo propio, quizás por ese sentido de pertenencia que la identifica y que la hace placentera y sorpresiva siempre.

Capital de luz y tonalidades, conservar y rehabilitar sus valores patrimoniales y propiciar su desarrollo urbanístico, aprovechando sus potencialidades, requiere de la participación ciudadana, amén de la institucional.

De hecho, instituciones, viviendas y espacios públicos se incorporan a la fisonomía actual de la urbe con una imagen renovada, tanto en lo constructivo como en la atinada proyección sociocultural de su obra.

Se quiere convertirla en una ciudad más compacta, integrada e inclusiva. Con esta premisa y reto, la urbe cumpleañera alienta feliz su presente y futuro.