La Habana, Cuba. – Ser la única judoca cubana con título mundial juvenil, cadete y élite, además de bronce olímpica en Atenas 2004, es un palmarés que merecería más de una crónica.
Yurisleidis Lupetey asume ahora un nuevo reto: ser entrenadora de niños. Labora hoy en el Combinado Comunitario Deportivo Los Pinos, en Arroyo Naranjo.
Su sonrisa seguía siendo la misma, y ya los 57 kilogramos de peso es un pasado vencido, pero su amor por el judo estaba intacto, al punto de estar trabajando hace cinco años en esa instalación con las categorías pequeñas.
“Cuando me retiré estuve un año de desentrenamiento deportivo y tuve la posibilidad de trabajar con el equipo nacional juvenil. Luego me alejé un tiempo del deporte hasta que empecé con muchas dudas sobre cómo sería trabajar con niños”, reconoció la capitana por muchos años de la selección nacional.
Enseñar judo con amor
Yurisleidis Lupetey aprovecha para aflojarse el judoguis y no detiene su testimonio. “Lo más lindo de esta labor es ver el avance semanal o en par de meses, eso es algo inexplicable. Y el judo que es un deporte complicado por los nombres de las técnicas, pero se logran cosas maravillosas”, explica la holguinera.
“Vamos a buscar talentos en las escuelas. Hay otros que llegan con sus padres porque le gusta el deporte, las artes marciales o porque saben que estoy aquí y vieron alguna competencia de judo en la televisión”, cuenta con cierto orgullo la otrora campeona del orbe. Imprescindible en el diálogo es la ayuda de los padres.
Lupetey recuerda que, en sus inicios, allá en Moa, le dieron un kimono desde el primer día, algo que ahora no pasa. “Lo más importante es enseñar con amor.
Así lo hago todos los días”. Y volvió a sonreír como cuando recibía un título en el podio.