Por: Roger Ricardo Luis
En 1946, el primer ministro inglés Winston Churchill acuñó la expresión «Cortina de hierro» para identificar la separación de la zona europea de influencia soviética en el Este, y los países de Occidente, marcando simbólicamente el inicio de la Guerra fría.
El conflicto ruso-ucraniano parece reverdecer la célebre frase, pues una nueva y sofisticada barrera se levanta por las naciones europeas fronterizas con Rusia y Bielorrusia desde el 2023 para defenderse de una posible agresión de ambos vecinos, dijo BBC Mundo.
El pasado año, los países bálticos y Polonia propusieron levantar un muro fortificado de casi 700 kilómetros, a un costo de 2700 millones de dólares.
BBC Mundo dijo que ante la posibilidad de un cese el fuego entre Kiev y Moscú, esos planes se han acelerado por temor a que Rusia pueda volverse hacia esa zona.
Rusofobia mediante
Poniéndose a tono con el muro para contener una posible invasión rusa, Estonia, Letonia, Lituania, Finlandia y Polonia anunciaron este año que se retirarían del tratado internacional que prohíbe las minas antipersonales.
Lituania revocó su adhesión a un tratado contra el uso de bombas de racimo y Polonia anunció que había añadido campos minados al llamado Escudo Oriental, dijo BBC Mundo.
Con una línea fronteriza de 1340 kilómetros con Rusia, Finlandia se plantea concluir para el venidero año una muralla que abarcaría el 15% de su demarcación, al costo de más de 400 millones de dólares.
Todos esos enclaves llevan zanjas antitanques, dientes de dragones de concreto de 15 toneladas capaces de parar los blindados rusos, enormes bloques y pirámides de concreto, grandes enrejados de metal, campos minados, entre otras construcciones defensivas.
Muro de drones
Liderados por Alemania, los miembros de la OTAN Lituania, Letonia, Estonia, Polonia, Finlandia y Noruega iniciaron el pasado año planes de construcción de un «muro de drones» de casi 3000 kilómetros para proteger sus fronteras.
La sofisticada obra militar tendrá una red de radares y de herramientas de guerra electrónicas para identificar y destruir drones rusos a segundos de detectarlos cruzando la frontera; ello implica también la movilización de un amplio abanico de especialistas en alta tecnología.
La red de esas naves ya opera de forma coordinada, guiados por sistemas de inteligencia artificial para identificar movimientos enemigos, interceptar amenazas y ejecutar misiones de forma autónoma.
Esa multimillonaria inversión viene como anillo al dedo a las crecientes presiones de Estados Unidos para que Europa aumente su gasto militar, dijo la revista Newsweek.