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El 10 de abril de 1961, bajo el pensamiento y accionar de Vilma Espín, eterna presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas, se crearon los Círculos Infantiles para beneficio de la madre trabajadora y la formación de las nuevas generaciones.

La Habana, Cuba. – Cuando Yudith Agramonte terminó el preuniversitario aseguró que no estudiaría nada vinculado con salud o educación. Su afición por investigar y desarmar cosas la llevó hasta el técnico medio en electrónica; pero para infortunio suyo, quedó sin ubicación laboral al graduarse, y en la búsqueda del sustento familiar llegó a las puertas del círculo infantil El Soldadito, en el Vedado capitalino.Hace 26 años trabaja ahí.

Le decía a todos que solo sería por seis meses; sin embargo, me fui enamorando, pasé el curso de auxiliar, luego la licenciatura, y aquí estoy porque mi trabajo me encanta, comenta Yudith. Me gusta planificar las actividades, realizarlas con los niños, ver cómo avanzan; eso me hace sentir realizada.

También recuerda algunas experiencias que la llenan de orgullo, como esos niños intranquilos, cuya enseñanza costó un poco más de esfuerzo, pero que hoy ve convertidos en profesionales, y se siente parte de ese cambio. Uno se siente bien cuando los niños logran un buen camino, señala.

Pequeñas dosis de saber

Un niño es un ser especial

Educar es preparar al hombre para la vida, y esa es la mayor satisfacción de la educadora del círculo infantil El Soldadito, Yudith Agramonte. En 26 años de labor ha trabajado todos los años de vida, pero prefiere cuarto y quinto porque es la etapa en la que se logra que los niños sean más independientes. Que recorten solos; dibujen; que no hagan garabatos, sino figuras; que incrementen su vocabulario y hagan todo cuanto puedan por ellos mismos para que lleguen preparados al preescolar, puntualiza.

Muchas veces demora un día entero preparando una actividad para los niños, ya sea con láminas, figuras de cartón, plastilina o temperas, y aunque luego el ejercicio apenas dura diez minutos, se siente feliz porque su tiempo y empeño equivalen a aprendizaje.

En sus inicios, los círculos infantiles solo se veían como un beneficio para las madres trabajadoras, pero el trabajo con los niños demostró que también se trata de una etapa educativa indispensable. Desde bien pequeñitos reciben la educación, el apoyo, se relacionan con otros niños; poco a poco se van preparando para el futuro, resalta Yudith, y enfatiza: el círculo infantil es el inicio del camino para hacer hombres de bien.

Haciendo futuro

Uno se siente bien cuando los niños logran un buen camino

Un niño es un ser especial, acentúa la educadora Yudith Agramonte. A veces aparentan una cosa y luego te demuestran otra. Yo soy seria, de carácter fuerte, y cuando pienso que no se han apegado a mí por esa forma de conducirlos, vienen y me abrazan, me dan un beso y me sorprenden con su cariño. Entonces, hasta se me quitan los deseos de regañarlos. Ellos mismos me estimulan para hacer mejor mi trabajo.

La Covid-19 y la situación económica del país imponen retos, pero Yudith reinventa las actividades para que haya el distanciamiento físico adecuado; con hojas desechables hace cuadernos y con un pomito inventa un juguete. Sabe que su trabajo es indispensable, pues en sus manos comienza la forja del futuro.

En el círculo infantil El Soldadito, donde labora hace 26 años, también fungió como subdirectora, pero confiesa que le apasiona el salón y el trabajo directo con los niños. Siempre pone su experiencia a disposición de los demás y por ello contribuye a la formación de las educadoras jóvenes, algunas de las cuales ha tutoreado.

Su trabajo implica sacrificios como madrugar y restar algo de tiempo a la familia, también acopiar mucha paciencia y amor; sin embargo, Yudith no ha pensado en otras opciones para cubrir los años que le restan para jubilarse. En sus propias palabras: este desafío me encanta!

Fotos y Video: Cortesía de la entrevistada