La Habana, Cuba. – Italiana de nacimiento y fotógrafa de profesión, Tina Modotti fue la musa entrañable de Julio Antonio Mella, a quien conoció en 1928 en la redacción del periódico mexicano El Machete.
Fue mutua e impactante la atracción. Luego diría ella que quedó sin palabras ante la presencia del joven cubano. Julio Antonio Mella, por su parte, se prendó de la hermosa italiana. Él había cogido el camino del exilio y ella laboraba como fotógrafa en el diario azteca.
Unidos por el amor y los principios, vivieron un romance imperecedero y se amaron en medio de las tareas que desarrollaban en el Partido Comunista mexicano.
En carta, fechada en Veracruz, el preclaro líder revolucionario le escribió: “Mía cara Tinissima, te quiero, serio, tempestuosamente, como algo definitivo. Si solucionamos esto tengo la convicción de que nuestra vida va a ser algo fecundo y grande”.
Amor truncado por el odio
Cinco meses duró el romance de Tina Modotti y Julio Antonio Mella. Un idilio alternado con el trabajo y el quehacer revolucionario. El odio del tirano Gerardo Machado llegó hasta las calles de México, donde Mella fue asesinado a balazos por la espalda. Lo acompañaba Tina, su musa idolatrada.
Entre sus brazos se escapó la vida del joven líder revolucionario, y sus últimas palabras: Hasta después de muertos somos útiles. Fue también Tina quien tomó la famosa foto de Mella en su lecho de muerte.
Pasado un mes, aseveraría: En la persona de Mella asesinaron no solo al enemigo del dictador cubano, sino al enemigo de todas las dictaduras…honramos su memoria prometiendo seguir su camino hasta lograr la victoria de todos los explotados de la tierra.
Y allí, donde vio caer asesinado a su amado, el 10 de enero de 1929, falleció ella 13 años después.