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Entre los metales preciosos, el oro es uno de los más codiciados. Sin embargo, su valor se encuentra muy por debajo del rodio, que desde hace tiempo se convirtió en el metal más caro de todos.

El rodio se extrae de manera mayoritaria en Sudáfrica, país que alberga las mayores reservas del mundo. Debido a su creciente demanda, alcanza un valor de 7400 dólares por onza (lo que equivale a unos 237 mil 915 dólares por kilo), según la actualización del portal especializado Money Metals.

Con esa cotización, el precio del rodio duplica al del oro, que de acuerdo con el último reporte tiene un valor de 3600 dólares por onza.

El auge de este metal está vinculado con su utilización en elementos de alta tecnología, lo cual lo hace codiciado por industrias necesitadas de él.

Escaso en la naturaleza

Entre los usos tecnológicos del rodio se encuentra la fabricación de convertidores catalíticos o catalizadores para vehículos con bajas emisiones, ya que reduce la emisión de gases contaminantes al transformarlos en gases que resultan ambientalmente inocuos.

Esta demanda y su escasez en la naturaleza, pues su concentración en la corteza terrestre no suele superar los 0,001 gramos por tonelada de roca, provocan que su valor se mantenga elevado.

La mayor concentración de la producción anual global pertenece a Sudáfrica, pero en otros países, como Rusia, Zimbabue y Estados Unidos, también se extrae rodio en menores cantidades.

Aunque se mantiene como el metal de mayor valor, su volatilidad y la falta de una oferta estable generan incertidumbre en el mercado. A medida que la demanda aumenta y la oferta disminuye, el futuro del rodio es incierto y su valor difícil de predecir.