Hoy quiero brindar por ti, profesional de la palabra articulada quien, a cualquier hora del día o de la noche, en la radio o la televisión, te conviertes en confiable compañía.
A ti, que sin pedir permiso, te adentras en cualquier recinto para informar, educar, orientar o entretener a una audiencia que agradece tus mensajes y disfruta del correcto uso del idioma.
Hoy, cuando de San Antonio a Maisí, los cubanos celebramos el Día del Locutor, mereces mi reconocimiento por tu entrega al arte de la comunicación social, con el respaldo de una vasta cultura que te hace imprescindible en la noticia, en la entrevista o en la conducción de disímiles programas.
En tiempos en que las tecnologías aparentan desplazar la capacidad humana, tú eres de los insustituibles. El rigor y la pericia te distinguen en la transmisión de ideas y hacen de tu voz, mi compañía.